Miguel Cocco
Por Juan José Mesa.
Ha muerto Don Miguel! Un amante y reconocedor del arte dominicano y por encima de todo amigo de los artistas. Acostumbraba a asistir a las exposiciones, bienales y concursos especialmente si eran de aquellos que reclamaban su atención y su apoyo.
A la hora de su muerte ocupaba el cargo de Director de Aduanas, una de las entidades recaudadoras del Estado, que bajo su dirección asumió el mecenazgo de actividades de la plástica y la adquisición de una interesante colección corporativa de obras de arte.
Este aporte se constituye en un esfuerzo sin precedentes, y a la vez, sirve de espejo para que en él se reflejen las generaciones por venir, pues el arte ha de prevalecer y dichas obras, servirán de semilla e inspiración a las autoridades del mañana dominicano, lo que de inmediato le hace merecedor de que dicha colección lleve su nombre.
Don Miguel, a quien pudimos conocerle en medio de las artes, fue hombre de una gran sensibilidad, estatura moral, sólido carácter y un luchador hasta el último minuto de su existencia.
Al momento de su partida deja una huella indeleble humana y social, como el amor que desplegó para los suyos, familiares, amigos, servidores y por supuesto los artistas; amor hacia la calidad de la vida y de los servicios; amor hacia el arte y el país que de repente lo sabe dormido para siempre, eterno y tranquilo en un viaje hacia la perennidad.
Paz a sus restos.
Ha muerto Don Miguel! Un amante y reconocedor del arte dominicano y por encima de todo amigo de los artistas. Acostumbraba a asistir a las exposiciones, bienales y concursos especialmente si eran de aquellos que reclamaban su atención y su apoyo.
A la hora de su muerte ocupaba el cargo de Director de Aduanas, una de las entidades recaudadoras del Estado, que bajo su dirección asumió el mecenazgo de actividades de la plástica y la adquisición de una interesante colección corporativa de obras de arte.
Este aporte se constituye en un esfuerzo sin precedentes, y a la vez, sirve de espejo para que en él se reflejen las generaciones por venir, pues el arte ha de prevalecer y dichas obras, servirán de semilla e inspiración a las autoridades del mañana dominicano, lo que de inmediato le hace merecedor de que dicha colección lleve su nombre.
Don Miguel, a quien pudimos conocerle en medio de las artes, fue hombre de una gran sensibilidad, estatura moral, sólido carácter y un luchador hasta el último minuto de su existencia.
Al momento de su partida deja una huella indeleble humana y social, como el amor que desplegó para los suyos, familiares, amigos, servidores y por supuesto los artistas; amor hacia la calidad de la vida y de los servicios; amor hacia el arte y el país que de repente lo sabe dormido para siempre, eterno y tranquilo en un viaje hacia la perennidad.
Paz a sus restos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario