martes, 30 de diciembre de 2008

Las Subastas de arte, en Santo Domingo.

Por Esteban Antolín

Para consolidar la inversión en arte en República Dominicana, deben consolidarse tanto el mercado primario como en secundario simultáneamente.

Las galerías de arte y los artistas vivos, quienes son los componentes principales del mercado primario, en tiempos crisis, resultan afectados sino cuentan con un mercado secundario alternativo que sea capaz, de permitirles a los coleccionistas o compradores reciclar sus obras. En ese mercado secundario, las subastas constituyen el medio ideal para la compra y venta de las obras de arte.
La subasta es un método, que se caracteriza por el procedimiento de celebración. Es un acto de licitación, donde resulta seleccionado comprador el autor de la mejor puja. El creciente número de salas especializadas en la referida actividad revela, sin duda, su progresiva consolidación.
El desarrollo del mercados de subastas no es coyuntural, resulta que en la economía capitalista que impera en casi todo el mundo occidental, el precio justo se alcanza en un lugar abierto y libre, en donde sin ningún tipo de presión, convergen un universo de compradores y vendedores en búsqueda del intercambio de los más diversos productos.

En Santo Domingo, entre el 21 de noviembre y el 3 de diciembre se llevaron a cabo tres subastas de arte sucesivamente.
La primera, en Arte Berri, organizada por las galeristas María del Carmen Ossaye y Binguene Armenteros.
La segunda, en el Hotel Meliá Santo Domingo, llevada a cabo por el director de esta galería, el Sr. Juan José Mesa, quien a propósito anunció la creación de la primera casa de subastas del Caribe, Mesa Casa de Subastas. Dicha subasta, la primera de arte caribeño realizada en en país, contó con la novedad, de que las obras que se subastaron pertenecían a artistas que como condición debían pertenecer al Caribe. Un interesante catálogo que incluyó todas las obras, ficha técnica y valores estimados, condiciones del comprador y formulario para compradores ausentes.
El Lic. Abil Peralta Agüero, reconocido crítico de arte internacional, quien hizo la presentación de la subasta, valoró el trabajo llevado a cabo por sus organizadores, y la situó a la altura de importantes subas tas del mundo. Hubo una gran concurrencia del público destacándose los principales coleccionistas del país. Actuó como subastador el Sr. Antonio Molina. La 1era. Subasta de Arte del Caribe, trascendió internacionalmente y reseñada por importantes medios informativos del mundo.
La última, en el Museo de Arte Moderno (MAM) y organizada por la galerista Mildred Canahuate y Nuria Gracia.

Indudablemente, a quien no ha comprado nunca en subasta le pueden asaltar algunas dudas y temores en cuanto a los alcances, y funcionamiento de este método, y puede incluso sentir algún recelo, pero el que hayan coincidido tres subastas, evidencia que el mercado está maduro, o va en camino.
Ahora, todas necesitan consolidarse, y aunar esfuerzos para superar cualquier dificultad en los inicios. Los coleccionistas y los artistas, quienes a final de cuentas, son los más favorecidos del fortalecimiento del mercado secundario, son los que en mayor grado deben apoyar estas iniciativas.
Sobre los organizadores recae la responsabilidad, según criterios de calidad de la obra, trayectoria del artista, colección de procedencia y todo lo demás; poner a disposición del mejor postor, lotes con precios relativamente atractivos en relación con sus valores estimados de mercado, pues este, es quizás el aspecto más importante, puesto que el valor que se le ofrece a un posible comprador no puede esconder la cadena de intermediarios que en otros escenarios encarece el precio.
Durante las crisis surgen las mejores oportunidades a precios más bajos que en períodos de crecimiento.

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