miércoles, 13 de febrero de 2013

ESCÁNDALO EN EL MERCADO DEL ARTE DOMINICANO

Por instrucciones del maestro Ramón Oviedo, el también artista plástico Omar Molina, alerta sobre comercializacaión de obras falsas de Ramón Oviedo y ha difundido esta nota: 
Buenos días estimados amigos, galeristas , coleccionistas y relacionados, les envío esta comunicación para informarles que esta y otras obras que andan circulando de forma fraudulenta en el mercado no son de la sutoria del Maestro Oviedo, tengan cuidado porque ya se han dado a la práctica no solo de la falsificación de las mismas, si no también de mostrar certificado de autenticidad, esta tarea lleva ya varios años en curso y el maestro cada vez que recibe o se entera de esto sufre un trago amargo, pues las obras son hechas por una persona falta de ética y conocimiento pictórico, queriendo escudar en la descomposición plástica de los elementos y son monigotes y garabatos. 
Estas pinturas no son dignas de reconocimiento, son vulgares copias y erran en titulo y ejecución, el proceso que sugerimos es que a la hora de comprar o comercializar un trabajo del Maestro busque una seria asesoría y que mas que dirigirse donde el , que de muy buena fe y manera desinteresada dirá si es autentica o no, evitando un problema judicial , y colaborando siempre con la forma correcta de hacer las cosas.
Atentamente,
Omar Molina.

En septiembre del pasado año Juan José Mesa, director del Centro de Estudios del Arte Caribeño (CEARCA), compareció al programa Opinión Pública que conduce Virginia Goris, periodista, curadora y crítica de arte independiente, en el Canal 19 de República Dominicana.
El entrevistado abordó el tema propuesto sobre las falsificaciones y comercialización de obras falsificadas en el país, a raíz de una entrevista a la artista Elsa Núñez, quien en el mismo programa hizo de conocimiento público la existencia de un mercado de obras falsificadas que viene afectando a muchos artistas dominicanos por más de una década y del cual dice sentirse impotente, ante la falta de atención y de acción por parte de las autoridades en este sentido.
Juan José Mesa expresó que “en la República Dominicana se especula sobre un mercado de falsificaciones de obras de arte y que aun no sabemos su magnitud, pero cada día es mayor la cantidad de “obras de origen dudoso” que circulan en busca de compradores. No es un secreto para nadie que “los falsificadores”, y por tanto las falsificaciones, han existido siempre… desde antes de Cristo! Mesa considera que es delicado utilizar el término falsificaciones hasta tanto no lo determine una autoridad competente, pero revela que toda obra en su procedencia debe llegar al taller del artista y cuando eso no ocurre, prefiere utilizar el término “origen dudoso”.
Según Mesa, hay tres aspectos fundamentales para determinar la autenticidad de la obra: 1. La documentación histórica o procedencia, 2. Los análisis científicos y 3. La inspección visual por el ojo del experto. La firma de la obra es lo que menos importancia tiene.
Juan José Mesa durante la entrevista, hizo de conocimiento de los televidentes, que hoy en día ya en pleno siglo XXI la falsificación de obras de arte es el tercer “negocio” en números absolutos mundialmente, tras el narcotráfico y el tráfico de armas. Y, que el mayor problema radica… en que hay gente que no se asesora antes de comprar una obra o compra en lugares que no tienen reconocimiento.
Obras de autores como los maestros fallecidos: Colson, Granell, Hernández Ortega, Clara Ledesma, Giudicelli, Prats-Ventós, Suro, Yoryi, Ramírez Conde, Ulloa y Bidó e incluso obras de artistas vivos como Oviedo, Elsa Núñez, Guillo Pérez, Tovar, Marella, han sido noticias y escándalos de comercio de falsificaciones en medios informativos. Siendo lo más grave, que algunas de esas obras tienen certificado de autenticidad, de originalidad “realizado” por los mismos autores, restauradores, o aparecen en exposiciones en centros de prestigio y publicaciones especializadas.
Esta situación nos ha conminado a emprender desde el Centro de Estudios de Arte Caribeño, el “Proyecto de Investigación Clara Ledesma”, ya que ella reúne las condiciones y tiene el potencial para ser un icono de la plástica caribeña, fue una exponente que está a la altura Frida Calo, Leonora Carrington, Amelia Peláez… entre otras mujeres importantes de la plástica latinoamericana, y se ha puesto en evidencia de que hay “otra Clara Ledesma” pintando en su estilo que nada tiene que ver con la obra documentada, registrada y reseñada por críticos y publicaciones de cada una de sus etapas.
Mesa llama la atención a todos los integrantes del sistema arte dominicano, ante esta comercialización de obras de arte -vendidas como originales y únicas pero verdaderamente de origen dudoso- para que juntos actúen en la búsqueda de estrategias en corto, mediano y largo plazo; ya que el lícito afán coleccionista de las clases pudientes, ha dado lugar a un desorbitado incremento en su apreciación económica, acudiéndose en numerosas ocasiones a los medios delictivos de falsificación para cubrir la creciente demanda de estas obras, donde mucha gente en el ambiente del arte realiza certificaciones de autenticidad, sin ser idóneos para ello, y sin que tengan validez ni importancia a la hora de hacer un correcto análisis de la obra. Y, de manera específica aboga por la implementación inmediata, de esas estrategias de prevención contra ese mal, que de continuar por el actual derrotero, va a repercutir negativamente más temprano que tarde contra nuestro país, nuestro arte y nuestros artistas.
Para Juan José Mesa, comercializar arte es un asunto serio, pues se trata de un bien que puede tener relevancia pública..., que merece la protección del Estado e incluso la penal. “Es hora ya, de pensar en la conformación de una Comisión Nacional de Peritos, para asistir, también a un “fiscal especial” y a los departamentos de investigaciones. Pues resulta, que es más complejo de lo que se piensa el tema en cuestión. Y esa complejidad…, parte de que la persona que comercializa sólo estaría “incurriendo” en un delito si vende un cuadro a sabiendas que el cuadro es falso, pero si lo hace de buena fe no está violando la Ley. 
Ante la confusión jurídica existente en este sentido ha provocado que artistas, galerías, museos, comerciantes de obras de arte, víctimas y herederos hayan sido incapaces de crear una estrategia contra la prevención de la falsificación de obras, la forma de recuperar su inversión o de esclarecer las lagunas que empañan las sanciones contra este delito. Los afectados se enfrentan a un sinfín de desconcertantes problemas jurídicos, muchos de ellos provocados simplemente porque el acceso a la información varía de un país a otro, del mismo modo que difieren las normas jurídicas relativas a cuestiones tan básicas como decidir la tipificación del delito, qué legislación ha de aplicarse, demostrar el derecho de autor sobre las obras, evaluar cuándo y cómo se debe interponer una reclamación y las repercusiones que se derivan de intervenir las adquisiciones de vendedores supuestamente inocentes.

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